La “fuerza / sustancia” de la que todo el universo está hecho,
tanto lo material como lo inmaterial, lo vivo y lo que no tiene vida…
Comúnmente es mal escrito como “Chi”, debido a su pronunciación.
Todos hemos escuchado hablar del Qi como “la energía”, sin embargo, esta es una concepción poco precisa en el contexto de la teoría de ZhiNeng QiGong.
En realidad, el término “Qi” comprende mucho más de lo que puede ser explicado; es un concepto tan real, pero tan axiomático como lo es, precisamente, el de “Energía”, la cual podemos experimentar, manejar, transformar y, a través de entender las leyes bajo las cuales se rige, hemos podido construir cosas tan formidables como las telecomunicaciones, la infraestructura eléctrica mundial, complejísimos aparatos de diversas índoles, e incluso, aberraciones tan terribles como las bombas nucleares, pero no importa cuánto la podamos comprender, los científicos no son capaces de definirla ni describirla en su totalidad.
Catarata de nubes en la Montaña TaiShan, China.
Otro ejemplo es el Amor; todos lo podemos sentir, pero ni todas las obras de todos los poetas de la historia son suficientes para definirlo o describirlo por completo.
Aclarado lo anterior, y para efectos de hacer una introducción a la materia de la que finalmente trata este trabajo, podríamos describir al Qi como la “fuerza / sustancia” que forma todo en el universo, tanto lo material como lo inmaterial, lo vivo y lo que no tiene vida, la materia y la energía.
Lo importante es recalcar que el Qi no es una filosofía, ni una energía que se supone, existe, sino el nombre que se utiliza en el campo del QiGong para referirse a algo total y absolutamente real que en Occidente no cuenta aún con algún término para hacerle referencia, pero que se describe en la física moderna como las fluctuaciones de un campo que dan génesis a las partículas responsables de formar la materia y la energía.
Resulta muy interesante el hecho de que, conforme avanza la ciencia como la conocemos en Occidente, sus conclusiones y descubrimientos van teniendo más puntos de concordancia con el conocimiento de los Sabios antiguos. Cada día son más los médicos y científicos de Occidente que enriquecen sus vidas y trabajo con el conocimiento tradicional de Oriente.